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Desaparecer en la era de las Comunicaciones.


En la era de las comunicaciones, donde un click pone al descubierto la vida privada de muchos de nosotros. Donde se transmiten miles de megas de información por segundo. Una era en la cual estamos hiperconectados, con los amigos, los compañeros de trabajo, la familia. Donde basta prender la PC (máquina sin la cual ya no concebimos nuestra vida) para leer los diarios del mundo, estar al día de la información que uno desea. La computadora es casi el centro de nuestra vida.(es mi caso) Nuestro entretenimiento, nuestras relaciones sociales, nuestro trabajo, todo pasa por el monitor.

Pero esto no es todo. Muchas veces, sin percatarnos de ello, dejamos rastros digitales que nos convierten en seres totalmente “ubicables“. Sí, así es. Cuando compramos un libro  o algo mas y lo pagamos con tarjeta de crédito dejamos un rastro. Aunque no lo crean, emitimos una señal fácilmente rastreable. Muchos sabrán que un celular encendido es un celular sobre el cual se conoce su ubicación.

Ahora bien, todo esto nos inclina a preguntarnos, ¿puede uno desaparecer en este mundo sin dejar rastro? ¿cómo seria desaparecerse durante un tiempo? ¿podríamos huir con la finalidad de borrar nuestro pasado y escribir una nueva vida? es decir, ¿desparecer en un lado y volver a empezar en otro?

¿Les suena remota la idea de escaparse y empezar de nuevo? No es algo que sucede tan esporádicamente como podríamos pensar. En EE.UU, según las autoridades policiales, desaparecieron en 2007 casi 200 personas de más de 18 años. Pero esta cifra representa apenas una fracción de los desaparecidos voluntarios, mucha gente no da aviso a las autoridades.Según un estudio realizado en el Reino Unido, en 2003, dos tercios de los adultos desaparecidos lo hicieron deliberadamente. En nuestro pais (Nicaragua) el indice de personas desaparecidas se mantiene a 10 personas por semana segun datos de la policia Nacional.

Pero como dije más arriba, aunque quisiéramos desaparecer, debemos tener en cuenta que en este mundo en el que vivimos, estamos dejando una suerte de “pistas digitales” a cada movimiento. Sino, piensen en la cantidad de información que deliberada y voluntariamente dejamos en las redes sociales.

Es por esto que los que cuentan con una verdadera ventaja son los investigadores privados quienes pueden usar las bases de datos gubernamentales y privadas con referencias cruzadas, valerse sin esfuerzo de la distribución pública de la información por internet y por televisión e investigar archivos corporativos para encontrar a su presa sin moverse de su escritorio.

 
A Evan Ratliff, un periodista de la revista Wired, le fascinó la idea de desaparecer y desafiar a sus lectores a que lo encuentren. Él planeó dejar su vida cotidiana durante 30 días, sin abandonar los EE.UU, sin decirle ni a su familia, ni más íntimos amigos, ni a su editor, dónde estaría.

Además, Evan prometió conectarse regularmente a internet: chequear su correo, conectarse a Facebook, Twitter, etc. Además, continuaría frecuentando los lugares que a él le gustan, no se escondería en una cabaña en la montaña.

Evan tuvo 24 horas “de gracia” para huir. La revista Wired publicó información periódicamente sobre el “fugitivo”.

Quién lo encuentre debía decir una palabra clave (Fluke), acto seguido Evan se pondría en contacto con su editor, a quién le diría otra palabra clave (que sólo sabían ellos dos) y esa sería la contraseña para indicar que el juego había terminado.

El premio para quien lo encontrara antes de los 30 días de su partida era de U$S 5.000. Cualquiera podía participar de la cacería. Toda la idea, el dinero para llevarla adelante y parte del premio, fueron aportados por el mismo Evan.

Fue así como empezó su maratón de 27 días (como podrán adivinar, resultó capturado) este periodista de San Francisco. Huyendo de la ciudad donde tenía su vida entera, en auto, zigzagueando se fue camino a Las Vegas.

Pero antes de cualquier cosa, preparó cuidadosamente su huida: se dejó crecer el pelo y la barba para cortarlos a gusto; recolectó información acerca de software que le permita esconder los datos que deja por la red (ninguno es infalible); aprendió que usar gift cards, le permiten comprar por internet sin poder ser rastreadas; además, armó un sin fin de cuentas de correo electrónico y un perfil falso en Facebook y en Twitter.

Una vez en Las Vegas ya tenía alquilada una oficina, la cual le sirvió para instalar 2 notebooks. Éstas fueron controladas a distancia por Evan en el resto del viaje, la idea era despistar a sus seguidores. Además, también instaló una cámara web para monitorear cualquier actividad que puediera haber.

Como se podrán imaginar la idea de Evan no era permanecer en ese lugar. Se movilizó bastante. Para evitar dejar rastro (o para dejarlo lo menos posible) utilizó el bus de larga distancia. Un medio de transporte poco usado en EE.UU y que no tiene los controles que suelen tener los aeropuertos.

Cuando la gente se enteró del concurso, cientos de personas comenzaron a participar. Profesionales del rastreo de personas, aficionados, estudiantes, etc. Todo tipo de personas, todo tipo de métodos, todo tipo de afanes. Algunos deseosos de hallar a la inteligente presa, otros, seducidos por el premio.

En Twitter se nuclearon bajo la etiqueta #vanish (el nombre del espacio de Ratliff en la revista Wired), también se crearon sitios webs, blogs, flyers, e incluso una línea telefónica para colaborar con pistas. Un programador de St. Louis abrió un grupo en Facebook (La búsqueda de Evan Ratliff), él cual en una semana llegó casi a los seis mil miembros.

Por otro lado, desde las oficinas de Wired se empezó a divulgar información sobre las cuentas de Evan en un blog. Con esos datos y unas pocas llamadas legales, se obtuvo gran cantidad de información.

Además, sus perseguidores investigaron fotos de Evan en Flickr; utilizaron software para extraer información sobre la cámara utilizada y para buscar otras fotos tomadas como ésas.

Así fue como en pocos días se supo que Evan era un fanático del fútbol e hincha del Fulham inglés. Que era celíaco, que había comprado un departamento en Brooklyn con su novia (e incluso del contrato obtuvieron y difundieron una imagen de su firma).

Espontáneamente surgió una comunidad inmensa y organizada que, sin dejar un espacio por revisar, rastrearon a Evan hasta que pudieron encontrarlo.

Dos semanas después de que se inició el concurso, Jeff Reifman, un ex gerente de equipos de programación de Microsoft, creó VanishTeam, una aplicación de Facebook dedicada a reunir información y a discutir sobre Ratliff.

Al principio no tuvo mucho éxito, así que Reifman, la modificó agregándole algunas líneas de código, a fin de utilizarla para rastrear a Evan a través de su IP, pero ¿cómo podría dar esto resultado si Evan ocultaba su dirección con una aplicación para éstos fines?

Lo que Reifman buscaba era la dirección de IP de quiénes se conectaban a su aplicación. Así con mucha paciencia y sapiencia (y un poco de suerte), lograría encontrar a Evan si éste entraba a VanishTeam (Aclaro que Evan armó una cuenta de Facebook, la cual tendría muy pocos amigos, esto es lo que buscaba Reifman).
Evan mordió el anzuelo, había entrado a VanishTeam con su cuenta falsa de Facebook: James Donal Gatz. Reifman trató por todos los medios de ponerse en contacto con los amigos de Gatz para que le dieran información pero no obtuvo resultado.

Probó en Twitter diferentes seudónimos que Gatz podría usar, hasta que dió con @jdgatz. Reifman vió que Gatz seguía sólo a algunas cuentas de comercios, las cuales eran, obviamente, no más ni menos que robots.

Así fue como Reifman decidió crear un par de cuentas que dieran tal impresión y comenzó a seguir la cuenta de Gatz. Entretanto logró obtener una nueva IP de Ratliff, la cual supo más tarde era de Nueva Orleans. Cuando confirmó esto, notó que Gatz estaba siguiendo cuentas de comercios de ese lugar.

Una de las cuentas pertenecía a un comercio llamado “Naked Pizza”. Reifman les envió un correo electrónico para explicarles la situación. También compartió su información con el resto de los perseguidores y pasó la noche llamando a cincuenta hoteles de la zona para averiguar si en alguno se hospedaba James D. Gatz.

El jueves 8 de septiembre, Evan iría a una librería de Nueva Orleans a escuchar la lectura de un libro, como parte de un desafío al que Wired lo había retado por dinero. Él necesitaba el dinero, dado que la vida de fugitivo es dura y costosa.

Leach y Fillinger los fundadores y dueños de Naked Pizza, quienes había sido advertidos de la presencia de Evan en la zona por parte de Reifman, estuvieron merodeando la entrada a la librería a la cual había retado al reportero para que vaya.

La hora en que empezaba la lectura había llega y Evan no aparecía, al parecer todo había sido una pérdida de tiempo. Hasta que ven como un hombre ata su bicicleta en la calle y se dispone a caminar en dirección contraria a la librería previo haber visto a los dos hombres parados ante la puerta.

“Hey” gritó Leach acercándose dubitativamente a Evan y le dijo “Por casualidad, ¿no conoces a un tipo que se llama Fluke?“. El juego había terminado.

Leach y Reifman decidieron donar el dinero a Unity of Greater New Orleans, una organización benéfica que colabora con la reconstrucción de la ciudad luego del desastre del huracán Katrina.
La persecución de Evan por la red, se disolvió tan rápido como se formó.

Finalmente, volviendo al principio ¿se puede desaparecer de la vida propia e inventarse una nueva? La privacidad es una ficción moderna, no basta con crear una identidad nueva: mantenerla requiere una disciplina fuera de lo común. Un sólo error y el castillo de cartas se caerá en una fracción de segundo. Cualquier persona con algunos conocimientos técnicos y medios legales, puede obtener una gran cantidad de información sobre nosotros.


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